viernes, 15 de junio de 2012

Las dudas de Descartes






Escrito por Sera extraìdo textual de elvuelodeantares.com

Es seguramente el hombre un animal de costumbres, y cuando se acostumbra a un ritmo, le cuesta cambiar el paso. Nuestro refranero tiene ejemplos bastante claros en ese sentido; ¿quién no ha oído eso de que más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer? Es bastante cierto que uno se acaba acostumbrando a la rutina, por eso a la hora de enfrentar nuevos proyectos, de abordar nuevas perspectivas, quien más y quien menos tiene sus reticencias, sus miedos quizá.

DescartesSeguramente Platón expresó esta misma idea de una forma más literaria en el Mito de la caverna, cuando venía a decir que aquellos hombres que habían permanecido atados durante toda su vida en el fondo de la caverna viendo sombras, harían sin embargo cualquier cosa para evitar que alguien los desatara y les obligara a salir en busca de un mundo nuevo y más real.


Hago esta reflexión porque quiero pensar que no debió ser nada fácil para el hombre de finales de la Edad Media asimilar que la visión del mundo que había estado vigente durante buena parte de la misma, se venía casi literalmente abajo. La vieja física aristotélica era cuestionada y poco tiempo después claramente superada por pensadores como Copérnico y Galileo.

Resultaba ahora que el modelo aristotélico-ptolemaico aparecía como erróneo. La tierra ya no era el centro del universo, ni tampoco estaba quieta. Fueron seguramente muchos los obligados a dejar las sombras de la caverna y afrontar con sus entumecidos ojos la nueva luz que empezaba a iluminar el mundo. Pero eso no era tarea fácil.


Es evidente que había intereses en contra del  nuevo modelo. A la Iglesia le interesaba infinitamente más un escenario en la que la tierra era el centro del universo, y por ende, de la Creación. Pero es indudable que también hay mucho de lo que hemos apuntado antes: cuesta asimilar que aquello en lo que se creía firmemente no es como uno pensaba.

Modelo del Universo de AristótelesEn un acontecimiento tan relevante desde el punto de vista del conocimiento humano, como es un cambio de paradigma, es decir, un cambio en la forma de ver el mundo y de entender la ciencia, hay mucho intelectual que se queda necesariamente por el camino; es decir, ante un cambio de paradigma, el desconcierto y, como consecuencia, el escepticismo, son consecuencias poco menos que inevitables.
Pensemos que ya en el siglo XVI aparecen escépticos relevantes como pueden ser Michel de Montaigne o Francisco Sánchez. Pero de alguna forma se puede afirmar que si hay una época que acusa ese golpe a la vanidad del hombre, es sin duda el siglo XVII, el siglo del Barroco.
Es el Barroco una época de desconcierto, de duda, de no saber muy bien a qué atenerse y por tanto, de pesimismo. Salvo la fugacidad de la vida  ̶ que deberá, en consecuencia, ser bien aprovechada y la rápida llegada de la muerte con su receta equitativa ̶   poco más es seguro. Según Calderón la vida es sueño, pero claro, los sueños… sueños son. Como vemos éste es un tema propio de la época, y la filosofía ha de enfrentarse a él con uñas y dientes, o si queremos, razón y experiencia.

La filosofía ha tenido que ver cómo en ese momento la ciencia se convierte en un saber rutilante que alcanza cotas que están muy lejos de sus posibilidades. Es verdad que intenta seguir el camino de la ciencia, pero eso no es nada fácil y además está ese problema del desconcierto, de la duda, del miedo a equivocarse, que necesariamente ha de hacer mella en un saber que se las ha de ver cara a cara con la totalidad de lo real; un saber que tiene como misión encontrar para el hombre ni más ni menos que un lugar en el mundo, orientarlo. Justamente eso que ahora, más que nunca, la filosofía no está muy segura de poder hacer.

Precisamente por todo eso la filosofía parece replegarse sobre sí misma, y entiende que tiene una tarea primordial que cumplir: el análisis y estudio de nuestro conocimiento. No me atrevo a decir que renuncie al conocimiento del mundo, pero sí parece cierto que, antes de eso, es necesario saber cómo, cuánto y en qué medida conocemos.

Y, en esas, nos encontramos a Descartes, atormentado por la duda y buscando un método que nos permita, como hombres en plena oscuridad, caminar despacio, muy despacio, pero seguros.



El método que Descartes va a utilizar toma como modelo las matemáticas y la deducción. Parece heredero, en ese sentido, del método de Euclides, y la idea sería deducir los conocimientos a partir de unas primeras verdades ciertas e indudables. Pero, como venimos diciendo, verdades indudables tenemos pocas; lo que si tenemos es dudas, muchas. Y aquí, Descartes, con fina habilidad, decide hacer un poco de la necesidad virtud, y utiliza la duda para acabar con ella. Esto quiere decir que la duda en Descartes se convierte en un momento del método, es decir, Descartes va a dudar, y mucho, todo lo que pueda; pero lo va a hacer para ver si consigue encontrar alguna verdad que escape de esa duda, y la utilizará como punto de partida en el proceso de deducción.

Y aquí quería llegar yo, a la duda. Porque, a pesar de lo que decíamos, en el sentido de que, paradójicamente, la misión de la duda parece ser encontrar una verdad,  cuando uno se pone a pensar con calma en el desarrollo de esa duda por parte de Descartes, decir que se ponen los pelos de punta es poco, porque el francés (y es que hay que ver cómo son estos franceses) se suelta unos interrogantes filosóficos que hacen falta arrestos de verdad para ir a por ellos.

Por simplificar el asunto  ̶ y a partir de aquí también digo que me perdonen los puristas por tantas y tantas cosas ̶   Descartes desarrolla la duda en tres niveles básicos. El primero de ellos consistiría en dudar de las falacias de los sentidos.




Visión en Descartes
Descartes era un filósofo racionalista, y para él la razón es la única fuente fiable a la hora de alcanzar el conocimiento. El pensador francés era muy consciente de que los sentidos nos engañan a menudo; y de ahí que recurra a ellos lo menos posible en sus deducciones, y cuando lo hace se asegura de que sus datos puedan tener como garante de los mismos a la razón.

Hoy, varios siglos después, con los nuevos avances en el estudio de la percepción y del cerebro, sabemos que lo que decía el francés tiene mucho sentido. No es ya que nuestros sentidos nos engañen, cosa que evidentemente hacen de vez en cuando (todos hemos creído alguna vez ver u oír cosas que al final no estaban ahí, o no eran como habíamos pensado). Pero decía que no es ya sólo el hecho de que los sentidos nos engañen, sino que nuestro desarrollo perceptivo provoca que captemos el mundo de una manera totalmente distinta a como lo hacen otra especies. En realidad no hace falta recurrir a otras especies, sino que entre los mismos seres humanos se dan diferencias más que significativas en este contexto.

Pensemos por un momento en los sinestésicos. Son personas que nacen con la capacidad de unir sensaciones o de entrelazar los sentidos. Para ellos es normal ver colores cuando escuchan música, o sentir figuras geométricas al comer. Otros perciben sabores cuando oyen palabras. Hay, por cierto, muchas más formas de sinestesia.

La pegunta que nos surge es inevitable. ¿Cómo ven el mundo los sinestésicos? ¿Su mundo, su realidad, es como la nuestra? Evidentemente no; pero ya estamos aquí en un problema filosófico por excelencia y que no tiene una solución sencilla. ¿Cuál es la verdadera realidad? ¿La que vemos nosotros, o ellos?

El problema puede complicarse mucho más si lo deseamos. Existe una mutación que se da en algunas mujeres, no en hombres, y que se conoce con el nombre de tetracromía. Son mujeres que perciben cuatro colores básicos y no tres como la mayoría de nosotros. Sería fascinante ver el mundo por un tiempo como lo ven ellas, con una riqueza de colores y matices infinitamente superiores a los nuestros. Para ellas es normal, porque han nacido así. Pero si nosotros pudiésemos ver el mundo como lo ven ellas, fliparíamos en colores (nunca mejor dicho).

Puede que alguien me diga, y tendría razón, que para Descartes los colores son cualidades secundarias, subjetivas por tanto, y que él contempla como objetivas sólo las cualidades primarias, a saber: extensión y movimiento. Es cierto, pero nosotros no podemos quedarnos en eso, tenemos que hablar de nuestra forma de percibir el mundo, y por otra parte, siendo honestos, también habría que reconocer que los sentidos pueden engañarnos a la hora de percibir una determinada figura geométrica, o a la hora de saber que algo se está moviendo.


sinestesia

Pensemos un poco en lo que hemos planteado hasta aquí muy someramente. Hay personas que no perciben el mundo como lo hacemos la mayoría de nosotros. Los animales por supuesto tampoco. Hay aves y otros animales que tienen visión tetracromática. Las abejas, según dicen, no perciben el rojo, pero sí parte del ultravioleta. Esas flores que llaman su atención aparecen como totalmente distintas a su sistema perceptivo.

También sabemos que los animales pueden oír frecuencias que nosotros no captamos. La cuestión ya la planteamos antes: de entre todas estas “realidades” ¿cuál es la verdadera? O lo que es peor, ¿hay alguna de la que podamos decir que lo sea?





sábado, 2 de junio de 2012

LA ORGANIZACIÓN SOCIAL EN LOS GRUPOS PRIMITIVOS

escrito por Raquel Maspoch

Sociedades primitivas

A lo largo de todos los tiempos, los hombres de las sociedades prehistóricas o primitivas (sin escritura) se han organizado de muy diversos modos. Existen dos grandes teorías para explicar el porqué de esta variedad.

Teorías en conflicto

Sociedades primitivas

La primera, defendida por antropólogos como A. Gilman o C. Tilley, supone que los primeros estados aparecieron por una saturación de las agrupaciones primitivas igualitarias. Estos estados, enclavados en zonas geográficamente limitadas (valles entre montañas, por ejemplo), no pudieron compensar el aumento de su población mediante un aumento de la producción de alimentos. Esto produjo una importante crisis que obligó a controlar la producción mediante un complejo sistema de alianzas cuya cúspide coronaba el rey y jefe militar.

La segunda teoría, defendida por autores como E. Service y M. Fried, dice que el paso de una organización simple a otra más compleja se produjo de manera natural (por evolución natural). Según esta teoría, en un primer estadio existían las organizaciones más simples, las bandas, formadas por pequeños grupos nómadas, unidas por el parentesco y sin jerarquía social. Después, gracias a la aparición de la agricultura y el pastoreo, nacieron las tribus, un nuevo estadio natural.

Un segundo grado, pues, lo ocuparon las tribus con una economía productora. Dentro de las tribus, los individuos se dividían en pequeños linajes de parentesco con jefes ocasionales de cargo no hereditario, basado en el prestigio (big men). Las tribus se asentaron de manera estable con viviendas aisladas o agrupadas en pequeños poblados.

En un tercer estadio se formaron las jefaturas cuya organización social aún se basaba en el parentesco con una jerarquía de linajes según la cercanía a antepasados comunes. En esta fase, el clan de mayor prestigio lo representaba el jefe o cacique que acumulaba los excedentes para repartirlos entre sus familiares. En el momento en que los jefes acumulaban grandes excedentes podían mantener a los artesanos para que les proporcionasen productos de prestigio para intercambiar con otros jefes.

En un cuarto estadio apareció el estado como evolución natural de las jefaturas. Los reyes de estado tenían un mayor poder que los caciques de las jefaturas y podían imponer una legislación y utilizar la fuerza militar. Su área de influencia era mucho mayor. Con el estado apareció una nueva agrupación de viviendas, la ciudad, y con ella, el urbanismo.

El orgullo de dar

En algunas tribus primitivas se utiliza un sistema de regulación social curioso: el moka o potlatch, basado en el intercambio de bienes. Por ejemplo, entre los caciques o big man de Papua Nueva Guinea se celebra una serie de donativos cruzados entre rivales. El juego comienza cuando un big man da un regalo, generalmente cerdos, a otro big man al que desea superar socialmente. Cuando el segundo recibe el regalo, queda en deuda y tiene unos años para superar la cuantía de la primera donación y devolverla al primero. Al devolverla, la deuda se mantiene hasta que uno de los big man rivales no puede superar la cantidad. El perdedor queda definitivamente relegado a una posición social inferior a la de su contrincante.
El big man que efectúa el regalo ha reunido su donativo a través de pequeños canjes con sus seguidores, por lo que su riqueza también depende del prestigio social entre su comunidad. De este modo, hay seguidores que, por el motivo que sea, pueden decidir canjear sus bienes con el rival de manera que fortaleciendo a uno debilitan al otro.
En el caso del potlach, los regalos se realizan en el decurso de una fiesta donde se evidencia la riqueza del anfitrión. Generalmente las fiestas se celebran con ocasión de eventos familiares como el nacimiento de un niño.
Sociedades primitivas
Imagen: South Pacific Tourism Organisation
Sociedades primitivas

miércoles, 30 de mayo de 2012

OBSOLESCENCIA PROGRAMADA - Comprar, tirar, comprar





“Nuestro papel parece limitarse a pedir créditos y comprar cosas que no necesitamos” así casi comienza el documental que habla sobre cómo las Empresas desde 1920 prepararon el terreno para llevarnos a ser hoy lo que somos: una sociedad de consumo y derroche. Y consumo.

Nuestra sociedad está dominada por una economía de crecimiento cuya lógica no es crecer para satisfacer las necesidades sino crecer por crecer.


Obsolescencia Programada: el deseo del consumidor de poseer algo un poco más nuevo un poco antes de lo necesario. Los Fabricantes desde 1920 acordaron acortar la vida útil de los productos para aumentar las ventas. Desde el inicio de la Revolución Industrial se buscò cómo generar más dinero, con menos esfuerzo y como llevar al consumidor a poseer el producto que las Empresas deseaban: producir . Se tuvieron que crear productos más frágiles, menos duraderos y que se volvieran obsoletos antes de lo previsto incluso.

“¡Está calculado! Terminás de pagar un producto, y ya no sirve!” Una frase en la famosa obra de teatro y película de los años 40: La muerte de un Viajante. Usar y descartar. Pero: ¿es posible una sociedad de consumo sin la Obsolescencia programada y el impacto que tiene en las economías personales y en el medio ambiente?


¿Cuántas veces has pensado que los celulares cada vez duran menos? ¿No te planteás cómo es posible que la batería de tu cámara de fotos se haya estropeado y no exista manera humana de encontrar otra en el mercado, si sólo hace un año que la compraste? Alguien está ganando mucho
  a nuestra costa y Cosima Dannoritzer te lo cuenta todo en el documental que dirigió: ‘Comprar, tirar, comprar’, que podremos ver a continuación.


Chips que se instalan en productos electrónicos para limitar su uso, baterías programadas para una duración límite de un año, medias que se estropean a los cinco lavados… ¿No te planteaste por qué las cosas ya no se hacen como antes? El problema es que existe una práctica empresarial conocida como obsolescencia programada, que consiste en la reducción deliberada de la vida útil de los productos para incrementar su consumo. 

La práctica de la obsolescencia programada comenzó a realizarse en los años veinte cuando las principales fábricas de bombillas pactaron en secreto que la vida útil de sus productos debería reducirse de 2.500 a 1.000 horas para multiplicar sus ventas. Según lo afirma Cosima Dannoritzer, directora del documental: “esta práctica empresarial se ha convertido en la base de la economía moderna, a pesar de las terribles consecuencias medioambientales de un sistema que genera toneladas de residuos inútilente“.

A continuación los dejo con el documental, cuya duración es de aproximadamente 52 minutos. Espero les agrade


se tomaron fragmentos de artìculos publicados por latenteblog.y humanismoyconectividad.


miércoles, 9 de mayo de 2012

Triángulo de la violencia


El triángulo de la violencia es un concepto introducido por Johan Galtung para representar la relación existente entre los tres tipos de violencia que él define en su teoría: Violencia directa, violencia estructural y violencia cultural. Johan Galtung, matemático y sociólogo de origen noruego, es uno de los más importantes investigadores sobre la paz y la resolución de conflictos, fundador y co-director de Transcend,1 una reconocida red para la resolución de conflictos. Además de proponer este triángulo, Galtung ha introducido otros conceptos, como por ejemplo, «paz negativa versus paz positiva» en el debate sobre los fenómenos de la violencia y la paz.

Tipos de violencia




La violencia, según Galtung, es como un iceberg, de modo que la parte visible es mucho más pequeña que la que no se ve. De acuerdo con el autor, existirían tres tipos de violencia:
La violencia directa, la cual es visible, se concreta con comportamientos y responde a actos de violencia.
La violencia estructural, (la peor de las tres), que se centra en el conjunto de estructuras que no permiten la satisfacción de las necesidades y se concreta, precisamente, en la negación de las necesidades.
La violencia cultural, la cual crea un marco legitimador de la violencia y se concreta en actitudes. Educar en el conflicto supone actuar en los tres tipos de violencia.
A menudo, las causas de la violencia directa están relacionadas con situaciones de violencia estructural y/o justificadas por la violencia cultural: muchas situaciones son consecuencia de un abuso de poder que recae sobre un grupo oprimido, o de una situación de injusticia social (de un reparto de recursos insuficiente, de una gran desigualdad en la renta de las personas, dificultad de acceso a los servicios sociales y a la red sanitaria, etc.), y reciben el espaldarazo de discursos que justifican estas violencias.

File:Violencias.jpg

Violencia cultural
Esta forma de la violencia hace referencia a aspectos de la cultura que la legitiman a través del arte, la religión, la ciencia, el derecho, etc.
De los tres tipos de violencia (directa, estructural y cultural) la directa es clara y visible, por lo que resulta relativamente sencillo detectarla y combatirla. En cambio, la violencia cultural y la violencia estructural, son menos visibles, pues en ellas intervienen más factores, detectar su origen, prevención y remedio es más complicado.
Leer màs en .wikipedia

En el siguiente video veremos un ejemplo de violencia cultural , Proyecto Educación para la paz a través de la educación en medios. Fines educativos.

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Violencia directa
La violencia directa, física y/o verbal, es visible en forma de conductas, responde a actos de violencia y se concreta en comportamientos. Es la que realiza un emisor o actor intencionado (en concreto, una persona), y quien la sufre es un ser vivo dañado o herido física o mentalmente.
Entendiendo la violencia como la aplicación de métodos fuera de lo natural, nos referimos a un abuso de autoridad cuando alguien cree tener poder sobre otro, acto que sucede generalmente en las relaciones asimétricas. Si bien lo más visible de la violencia directa es la violencia física, manifestada a través de golpes que suelen dejar marcas en el cuerpo (hematomas y traumatismos), no por ello es la única que se practica, puesto que toda acción destructiva contra la naturaleza también debe de entenderse como violencia directa.
Leer màs en wikipedia.
Ahora veremos un ejemplo de violencia directa. Proyecto Educación para la paz a través de la educación en medios. Fines educativos



Violencia Estructural
La violencia estructural esta originada por todo un conjunto de estructuras, tanto físicas como organizativas, que no permiten la satisfacción de las necesidades. Esta es la peor de las tres violencias (cultural, directa y estructural), porque es el origen, es la que más mata y como es muy complicado distinguirla es difícil luchar contra ella. Si en un conflicto, sistemáticamente, una parte sale ganando a costa de la otra, esto no es un conflicto sino que es violencia estructural. Por tanto, nos encontramos ante un grave problema.
Para poder responder a cuestiones como, por ejemplo, que es lo que ha ocurrido para que estalle una guerra en un país que hasta entonces habíamos creído pacífico, a inicios de la década de los años 70’ del siglo XX, Galtung  y otros desarrollaron el concepto de violencia estructural, concepto que avanza a una visión de violencia más dinámica y más invisible definiéndolo así: “aquello que provoca que las realizaciones efectivas, somáticas y mentales, de los seres humanos estén por debajo de sus realizaciones potenciales”.
El término violencia estructural es aplicable en aquellas situaciones en las que se produce un daño en la satisfacción de las necesidades humanas básicas (supervivencia, bienestar, identidad o libertad) como resultado de los procesos de estratificación social, por tanto, no hay la necesidad de violencia directa. El término violencia estructural remite a la existencia de un conflicto entre dos o más grupos sociales (normalmente caracterizados en términos de género, etnia, clase nacionalidad, edad u otros) en el que el reparto, acceso o posibilidad de uso de los recursos es resuelto sistemáticamente a favor de alguna de las partes y en perjuicio de las demás, debido a los mecanismos de estratificación social.
Leer mas en .wikipedia.
y ahora veremos un ejemplo de violencia estructural,video utilizado con fines educativos. Educación para la paz y educación en medios . Trailer de la película La duda



Ver artìculo completo en .wikipedia.  
Ver artìculo Revista paz y conflictos sobre Teoria de conflictos de Johan Galtung  aquì

jueves, 19 de abril de 2012

¿Qué es una crisis capitalista?



Santiago Alba Rico


Veamos en primer lugar lo que no es una crisis capitalista.

1. Que haya 950 millones de hambrientos en todo el mundo, eso no es una crisis capitalista.

2. Que haya 4.750 millones de pobres en todo el mundo, eso no es una crisis capitalista.

3. Que haya 1.000 millones de desempleados en todo el mundo, eso no es una crisis capitalista.

4. Que más del 50% de la población mundial activa esté subempleada o trabaje en precario, es
5. Que el 45% de la población mundial no tenga acceso directo a agua potable, eso no es una crisis capitalista.

6. Que 3.000 millones de personas carezcan de acceso a servicios sanitarios mínimos, eso no es una crisis capitalista.

7. Que 113 millones de niños no tengan acceso a educación y 875 millones de adultos sigan siendo analfabetos, eso no es una crisis capitalista.

8. Que 12 millones de niños mueran todos los años a causa de enfermedades curables, eso no es una crisis capitalista.

9. Que 13 millones de personas mueran cada año en el mundo debido al deterioro del medio ambiente y al cambio climático, eso no es una crisis capitalista.

10. Que 16.306 especies están en peligro de extinción, entre ellas la cuarta parte de los mamíferos, no es una crisis capitalista.

Todo esto ocurría antes de la crisis.

¿Qué es, pues, una crisis capitalista?

¿Cuándo empieza una crisis capitalista?

Hablamos de crisis capitalista cuando matar de hambre a 950 millones de personas, mantener en la pobreza a 4700 millones, condenar al desempleo o la precariedad al 80% del planeta, dejar sin agua al 45% de la población mundial y al 50% sin servicios sanitarios, derretir los polos, denegar auxilio a los niños y acabar con los árboles y los osos, ya no es suficientemente rentable para 1.000 empresas multinacionales y 2.500.000 de millonarios…

El preaente artìculo fue publicado en www.decrecimiento.info/

martes, 17 de abril de 2012

La filosofía; Karl Jaspers




Filósofo alemán, fue uno de los fundadores del existencialismo. Su obra, compuesta por más de treinta libros, influyó en la teología, la psiquiatría y la filosofía del siglo XX. Nacido en Oldenburg el 23 de febrero de 1883, Jaspers estudió derecho y medicina y recibió su doctorado en la Universidad de Heidelberg. Enseñó psiquiatría en la Universidad de Heidelberg desde 1916. Adentrándose en el campo de la filosofía, ocupó la cátedra de filosofía desde 1937. Jaspers, cuya mujer era judía y que rechazó sin paliativos a las autoridades hitlerianas, no pudo enseñar durante la mayor parte del periodo en el que Hitler estuvo en el poder. En 1948 aceptó una cátedra de filosofía en Basilea, Suiza. Leer mas aquì


Una obra importante es Filosofía de la existencia (1938). El término éxistenz se refiere a la experiencia indefinible de la libertad y la posibilidad que constituye la verdadera esencia del ser para quienes son conscientes de lo abarcable al enfrentarse a situaciones límite como el azar, el sufrimiento, el conflicto, la culpabilidad y la muerte.

Nos acercaremos a esta obra a travès de fragmentos de los dos primeros capìtulos que nos interesa a esta altura del curso.

 CAPITULO I       ¿QUÉ ES LA FILOSOFIA?

Que es y cual es su valor es cosa discutida, ya que de ella se esperan revelaciones extraordinarias, o se deja indiferentemente como un pensar sin objeto; se respeta como un importante que hacer de unos hombres insólitos o se le desprecia como un simple pasatiempo de soñadores; se le tiene como interés para todos, por lo cual tendría que ser fácil o por tan difícil que es un desespero ocuparse de ella. Cada cosa que se diga de la Filosofía bien puede ser su opuesto.
La filosofía carece de resultados universalmente validos y susceptibles a ser sabidos y poseídos, mientras que las ciencias dominan conocimientos imperiosamente ciertos y universalmente aceptados. La filosofía a pesar de sus esfuerzos no ha podido alcanzar a las ciencias, ya que en ella no hay unanimidad acerca de lo conocido, ni tiene un carácter progresivo para lograrlo.
Con lo anterior podemos decir que la filosofía no es científica, es decir, no es la misma para todo intelecto, sino que es un cerciorarse en la consecución de la cual entra en juego la esencia entera del hombre.
La filosofía se interesa en el hombre en cuanto hombre, esta es una verdad más profunda que todo conocimiento científico.
Representemos la filosofía sin ciencia:
En la filosofía todo el mundo es competente. No son condiciones de estudio ni de entendimiento, se da para intervenir y hablar de ella con solo pasar por la preparación de la humanidad, del destino y la propia experiencia.
El pensar debe ser original en todo momento, es decir llevado a cabo por sí mismo. Por ejemplo las preguntas de un niño son dignas de la filosofía ya que sus preguntas y comentarios son claves para le experimentación del ser, del yo, etc. Pero, este filosofar infantil se agota cuando se crece perdiendo así esta genialidad.
La filosofía es indispensable para el hombre y se presenta todo el tiempo en refranes, apotegmas filosóficos, convicciones dominantes, en los lenguajes de los espíritus ilustrados de ideas y creencia religiosas y políticas, pero ante todo en los mitos. No hay manera de escapar de ella. Quien le rechaza profesa una filosofía inconscientemente.

Pero ¿qué es?
Filosofía se deriva de la palabra griega Philosophos que se forma en oposición a Shopos. Se trata del amante del conocimiento, del saber, pero un saber de la verdad que es la esencia de ella.
Quiere decir ir de camino, sus preguntas son más esenciales que sus respuestas y estas llevan siempre a nuevas preguntas.
El hombre es el sentido de filosofar según su realización histórica a la que se abre el mismo.
La filosofía no se deriva de nada solo de sí misma según su realización.
La filosofía es una actividad viva del pensamiento y la reflexión sobre este o bien el hacer o el hablar de él.
En la antigüedad oímos de la filosofía según su objeto: conocimiento de las cosas divinas y humanas y del ente cuanto ente. Según su fin: esfuerzo reflexivo por alcanzar la felicidad, asimilación a lo divino. Por su sentido universal: el saber de todo saber, el arte de todas las artes, la ciencia en general que no se limita a ningún dominio determinado.
Es dable hablar de filosofía también según las siguientes formulas.
Ver la realidad según su origen.
Apresar la realidad conversando mentalmente conmigo mismo en la actividad interior.
Abrirnos a la vastedad de lo que nos circunvala.
Osar la comunicación de hombre a hombre sirviéndose de todo espíritu de verdad en una lucha amorosa.
Mantener despierta con paciencia y sin cesar la razón, incluso ante lo mas extraño y ante lo que sé rehusa.
Por la filosofía el hombre llega a ser el mismo y a hacerse participe de la realidad.
La filosofía jamas se acabara es todo un presente la conciencia de esta tarea permanecerá despierta bajo la forma que sea mientras los hombres sigan siendo hombres.
Se ha atacado a la filosofía varias veces desde el autoritarismo eclesiástico alegando que esta aleja al hombre de Dios, hasta el totalitarismo político diciendo que los filósofos se han limitado a interpretar el mundo, pero, se trata es de transformarlo, pero no solo estas dos han tratado de sacar la filosofía sino que también el patrón de medida de la utilidad bajo el cual la filosofía también fracasa.
La filosofía debe pues justificarse. Pero esto es imposible ya que no puede hacerlo con otra cosa para la que sea necesaria como instrumento. Solo puede volverse contra las fuerzas que impulsan realmente a filosofara cada hombre.
La filosofía no puede luchar, probarse, pero si comunicarse. No presenta resistencia donde la rechazan ni se jacta donde la escuchan. Es pues esta la única que puede unir a todos con todos.
Por ultimo podemos decir que la filosofía es viva y es eterna. A este fondo histórico de nuestro pensar nos remitimos, si queremos pensar esencialmente y con la conciencia más clara posible.

II CAPITULO      LOS ORIGENES DE LA FILOSOFIA
La filosofía como pensar metódico comenzó hace 2500 años, pero como pensar mítico mucho antes.
Pero comienzo no es igual a origen, ya que el comienzo es histórico y el origen es la fuente de la que mana en todo tiempo el impulso de filosofar.
El origen es múltiple: del asombro sale la pregunta, de la duda sale el examen critico y de la conmoción del hombre la cuestión de sí propio.
Representemos los tres motivos:
Platón decía que el origen era el asombro de todo lo que podíamos ver y así nos daba un impulso por investigar. Aristóteles decía que era la admiración por lo extraño (aunque admirarse es decir que no se sabe) y por esto se busca el saber no para satisfacer ninguna necesidad común sino para la de sí mismo. El saber es como un despertar, pero solo tiene lugar en la filosofía si se mira desinteresadamente los fenómenos, así se darán las preguntas cuyas respuestas no servirán para nada útil sino que serán para satisfacción propia.

Cuando ya conozco viene la duda, ya que ante un examen critico no hay nada cierto. Cada conocimiento ligado a nuestros sentidos puede ser un engaño. Los humanos estamos en constantes contradicciones en nuestras opiniones o teorías sobre algo, es así que decimos que entra la duda cuando sé esta filosofando. Un ejemplo de esto es la frase de Descartes: “pienso, luego existo”, don de se pone en tela de juicio hasta la existencia, pero no el pensar, esto es lo único que no tiene cuestión alguna. Pero, ¿cómo a través de la duda llego a la certeza?

Después de todo este proceso es cuando me doy cuenta de que no he pensado en mi mismo en mi situación, (si el origen de la filosofía es percatarme de la propia debilidad impotencia ¿cómo salir de ella?). Puede haber muchas respuestas, pero, ninguna cierta ya que allí no solo existen situaciones a las que le puedo cambiar su apariencia momentánea, también existen situaciones limite  que si no le hacemos frente en cuanto salgamos de ellas volveremos a dejarnos llevar por el  olvido y cuando volvamos a toparnos con ellas solo experimentaremos el fracaso. Sabemos que 
el hombre busca su salvación, (aunque esto no es filosofía), pero filosofía es un superar el mundo y esto es análogo a la salvación.
En resumen el hombre trata de salir de su estado de conmoción por los fenómenos hacia una meta.

Pero quizás ninguno de estos orígenes es el más condicional para nosotros ya que si lo vemos bien esto nos conduce hacia la metafísica pura. (La certeza pura es de dominio científico).

Los tres motivos anteriores no dicen todo el origen de filosofar, ni porque hay un impulso de filosofar en la actualidad, lo que hace falta es un motivo la comunicación entre hombres, ya que el hombre solo no vale nada, porque si la comunicación no nos afectara seria porque estamos seguros de nosotros mismos de que nuestras respuestas son la única verdad en nuestra absoluta soledad, pero esto es imposible ya que se necesita de una comunicación de “existencia” a “existencia”. Unicamente con comunicación se realizara otra verdad. Así se demuestra que la filosofía hoy y siempre tiene su esencia en la coparticipación que es insoluble de ser verdad.

En la Comunicación esta fundado el ultimo termino en el sentido de los fines: El interiorizarse del ser, la claridad del amor y la plenitud del reposo.
Extraido de StarMedia, puedes leer màs

martes, 3 de abril de 2012

¿Matan las escuelas la creatividad?



Sir Ken Robinson (Liverpool, Inglaterra, 1950) es un educador, escritor y conferenciante británico, experto en asuntos relacionados con la creatividad, la calidad de la enseñanza, la innovación y los recursos humanos. También ostenta el título de Doctor por la Universidad de Londres desde 1981. Debido a la relevancia de su actividad en los campos mencionados, especialmente en relación con el arte, fue nombrado Sir por la Reina de Inglaterra, Isabel II en 2003.
Informaciòn completa artìculo wikipedia

Subido por plvmplvm el 18/06/2009
Veremos a continuaciòn la conferencia "Do schools kill creativity?" donde Sir Ken Robinson, en las TED (Technology, Entertainment, Design) Conferences habla de cómo la educación que se imparte en las escuelas mata la creatividad.





Subido por jupacavi el 13/01/2011
De manera conmovedora y divertida, continuando con su legendaria charla en TED de 2006, Sir Ken Robinson plantea un cambio radical, para pasar de escuelas estandarizadas al aprendizaje personalizado -- creando las condiciones para que pueda florecer el talento natural de los niños.

¡A iniciar la revolución del aprendizaje!


Leer entrevista a Ken Robinson.

LA ZONA EXTREMA - El juego de la muerte -

Comentarios de Pillate un Linux.com el 8 de febrero de 2011

A principios del año pasado el productor de televisión francés Christophe Nick organizó un experimento. Su objetivo era ponderar el poder de la televisión. Para poder alcanzar el objetivo creó un programa televisivo llamado “La zona extrema” que se basaba a su vez en el experimento del estadounidense Stanley Milgram. El resultado es contundente, un 80% de los concursantes están dispuestos a matar a una persona desconocida en un plató de televisión sin obtener nada a cambio.
El experimento del sociólogo Stanley Milgram consistía en escoger a dos personas normales para resolver un cuestionario. Una de las personas sería el examinador y la otra respondería a las preguntas. Si la persona que responde las preguntas falla una, se le administra una descarga eléctrica con una tensión que varía desde los 20 V hasta los 460 V, aumentando en saltos de 20 V cada vez que se falla una pregunta. Sin embargo, para nuestro alivio, la persona examinada es un actor profesional, aunque el examinador no lo sepa en ningún momento.
Este experimento fue reproducido en un plató de televisión, con público, presentadora y cámaras. Fueron 80 las personas que acudieron como “participantes”. El resultado es que el 80% de las personas llegaron a administrarle ficticiamente 460 V a la persona que se examinaba. Tan solo 16 personas no llegaron a los 460 V y tan solo 7 acabaron con la tortura antes de que la persona que se examinaba empezase a suplicar.
Todos los participantes son personas “normales”, como tú y como yo, entonces, ¿por qué torturan a una persona? Parece que el equipo de investigación, que estudió los resultados del experimento durante varios meses, tiene la respuesta:


Antes hubo la masa de fieles, la masa de trabajadores o la masa de soldados. Ahora también hay una masa formada por individuos televisualizados, porque han sido fabricados con el mismo molde, con la misma publicidad, con las mismas series, con los mismos concursos y los mismos programas. Y esa masa está controlada en su forma de pensar, en sus actitudes, en su comportamiento. Yo a eso lo llamo totalitarismo. Lo aceptamos porque no nos pegan ni nos meten en la cárcel. Así es.

Os recomiendo ver el documental.
¿Realmente es la televisión un medio de información? 








lunes, 2 de abril de 2012

¿Qué valor práctico tiene la filosofía?


Santiago Alba Rico

Lapiko Kritikoa

La pregunta por el valor práctico de la filosofía es la pregunta por el valor práctico de hacerse preguntas en un mundo que ofrece sólo -al contrario de lo que se piensa- respuestas. El mundo mismo, de hecho, tal y como está configurado, es una respuesta compleja que se anticipa a preguntas que aún no se han hecho o que incluso no se pueden hacer. Pienso en el mundo llamado “natural” o cosmos, que antes de presentar enigmas ante nuestros ojos -las estrellas, por ejemplo- nos proporciona la luz del sol, respuesta atmosférica que nos permite vivir sin hacernos demasiadas preguntas. Pero pienso también en el universo social, una membranosa red de respuestas articuladas en la que ponemos el pie cada mañana sabiendo bien qué es lo que tenemos que hacer: cómo vestirnos, de qué manera saludar, a quién respetar y, más importante aún, de dónde proceden nuestros medios de subsistencia. Una sociedad es un correo conjunto de respuestas por cuyos corredores nos movemos con más o menos facilidad, pero dando por supuesto que no hay otro orden posible y sin hacernos, por tanto, demasiadas preguntas. La respuesta es, en cada momento y todo el rato, precisamente Todo.

No todas las preguntas son filosóficas, es verdad, pero las que no lo son, no son verdaderas preguntas. La pregunta del enamorado que aún no sabe si la amada lo aceptará, no es una pregunta filosófica, aunque sí lo es la pregunta sobre el amor mismo; tampoco es filosófica la pregunta de un trabajador que no sabe si el banco le concederá un crédito, pero sí lo es la pregunta sobre el trabajo mismo. Sólo el preguntar sobre el mundo -natural o social- puede definirse como un preguntar filosófico. ¿Y las respuestas? ¿Cómo son las respuestas filosóficas? Me atrevería a decir que no hay respuestas propiamente filosóficas y que las respuestas a las preguntas filosóficas son respuestas -según el caso- científicas, antropológicas, religiosas, políticas. La filosofía pregunta y responden las distintas disciplinas, las teóricas y las “pragmáticas”, sin agotar nunca el espacio de la filosofía para seguir preguntando.

¿En qué sentido se puede atribuir un valor práctico a una pregunta filosófica? ¿Para qué sirve preguntar? Básicamente para debilitar el mundo. ¿Y para qué puede servir debilitar el mundo? Para introducir permanentemente en él la idea de la muerte -la natural y la social- y con ella la diferencia entre lo remediable y lo irremediable. Preguntarse sobre el amor es preguntarse por la posibilidad misma de eternizarse como cuerpo mortal; preguntarse por el trabajo es preguntarse por la posibilidad de introducir un orden distinto de reproducción de los cuerpos (y de la mortalidad). Un mundo debilitado es un mundo en el que sé lo que soy (“conócete a ti mismo”) y sé lo que puedo hacer (“cambiar lo remediable”). Un mundo en el que soy débil, y en el que por tanto necesito compañía; y un mundo en el que soy fuerte, y en el que me dispongo para la acción.

Ninguna pregunta filosófica lleva por sí misma a la intervención en el mundo; pero ningún mundo puede experimentar un cambio sin una pregunta filosófica. Porque la pregunta última, al margen de la filosofía, es la que lo decide todo: ¿queremos cambiarlo o no?



Fuente: http://basque.criticalstew.org/?p=5562

martes, 27 de marzo de 2012

Reflexionamos sobre la IMPUTABILIDAD.


Aquí les dejamos la reflexión del escritor uruguayo contemporáneo Ignacio Martínez, como un aporte para la elaboración de nuestras opiniones sobre uno de los temas que tanto nos preocupa...y que está tan mediatizado en nuestra sociedad...¿Cómo estamos pensando este problema?

El fantasma del miedo...
Nuestra sociedad está enferma. Los EEUU dicen que están siendo atacados, invadidos. La defensa de sus intereses equivale a poder invadir cualquier rincón del mundo. La seguridad nacional es prioridad. El terrorismo es el principal enemigo. La psicosis se impone y entonces hay que invertir en gastos militares y todo se justifica en aras de la protección de los intereses de la sociedad estadounidense.
Aquí no estamos tan lejos. El síndrome de la inseguridad gana terreno. Los malos “son los menores infractores”. Así se los denomina como si fueran así. No cometen infracciones o están en infracción. No. “Son infractores”, es decir,  ser menor o joven o pobre o mulato o habitante de zonas rojas, ya de por sí determina que “sean” infractores, (viejo problema entre los verbos “Ser” y “Estar” que ¡oh sorpresa!, en inglés son el mismo verbo).
Nadie los incorpora a la inseguridad. Ellos, los chicos malos, no están en la inseguridad. En la inseguridad estamos nosotros, los buenos, los que estamos expuestos a ser atacados, robados, rapiñados, asesinados. Ellos, los malos, no. No están expuestos a nada. Ni al hambre, ni a la soledad, ni al rechazo, ni a la desintegración, ni a la violación, ni al golpe, ni al desmadre y al despadre, ni a la incertidumbre, ni a la droga, ni al ninguneo. Ellos, los chicos malos, están seguros en algún lugar del cosmos. Nosotros somos los pobres inseguros. Por eso nos tenemos que defender y se impone rebajarles la edad para imputarlos, penalizarlos, castigarlos. ¿A qué edad? No importa. Primero a 16 años, luego a 14, después a 12 y tal vez algún día a cualquier edad porque la escalerita descendente sigue hasta aplastarlos como cucarachas.      
Esta es la lógica de gente como Bordaberry que cree que se nace ladrón o asesino o drogadicto y esquiva el bulto. Él no es responsable de nada. Él es la pobre víctima expuesta a las inmundicias de estos menores infractores. Junta firmas para bajar la edad y procesar a un chiquilín de dieciséis años como a cualquier adulto. La frontera hoy es esa. Mañana pueda ser cualquier otra. No junta firmas para más recursos para el INAU y más Educadores Sociales y más formación al personal de ese instituto y más profesionales de multidisciplinas. No junta firmas para cerrar las fronteras externas e internas a todo tipo de droga, incrementando recursos y creando una policía especializada para arrancarles la cabeza a los peces gordos. No junta firmas para terminar con las armas que se pueden comprar por ahí nomás, en cualquier feria. No junta firmas para más educación a esos jóvenes expuestos, vulnerables, víctimas de una sociedad que les revienta la vida. No junta firmas para sacarlos de sus ambientes perniciosos y darles trabajo, educación, otro horizonte. Darío me dijo una vez “Ignacio, si no tenés para darle de comer a tus hermanos chicos y a tu vieja, ¿qué hacés?” y se fue para “su casa” que quedaba en los semáforos de 3 Cruces. 
Hay que hacer cosas. Sí, claro. Pero no es juntar firmas para reprimir. Su lógica es: más represión, más tensión social, más violencia. Nuestra lógica es: más atención, más oportunidades, más perspectivas de cambio. 
Nadie nace infractor. Quizá el mismo Pedro no estaría haciendo lo que hace si hubiera nacido en otro entorno. Si hubiera nacido en un hogar de docentes o dentistas, que ayudan a formar y a sanar, en lugar de pedir más represión, estaría firmando una nota como esta. 
Ignacio Martínez 

El crepúsculo de la metafísica


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Jesús Conill es un filósofo español. Es catedrático de Filosofía Moral y Política en la Universidad de Valencia y Patrono fundador de la Fundación ÉTNOR, para la ética de los negocios y las organizaciones con sede en Valencia. Ha desarrollado diversos proyectos de investigación en las Universidades de Bonn, Frankfurt, St. Gallen (San Galo) y Notre Dame. Es miembro del Seminario de Investigación Xavier Zubiri. Sus aportaciones se han centrado en el campo de la filosofía moral. Está casado con la también filósofa y catedrática de la Universidad de Valencia, Adela Cortina.
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El crepúsculo de la metafísica
Jesús Conill. 
Editorial Anthropos - Barcelona - 1988


Fragmentos del Prólogo y la Introducción

Para bien o para mal, no parece ser la metafísica el tema de nuestro tiempo, ni siquiera uno de los temas de nuestro tiempo. Aquella "reina de las ciencias", cuya precaria situación ya Kant denunciaba, ha ido perdiendo, a lo largo de sucesivas crisis, no sólo la corona, sino también su carta de ciudadanía en la república de los saberes, e incluso tal vez su vida. La hora del crepúsculo ha llegado para ella.

Sin embargo, el presente libro nace de la convicción de que la muerte de la metafísica es aparente. La situación crepuscular en que nuestra "ciencia" se encuentra no anuncia la noche, sino una aurora nueva, por usar la metáfora nietzscheana.

Pero aunque sea imposible diagnosticar una auténtica disolución de la metafísica, tampoco es factible -ni deseable- recuperar y renovar fórmulas de antaño. Ni la disolución ni la restauración son pensables. Antes bien, las crisis de la metafísica la han introducido en un proceso de transformación profunda que impide su muerte, pero también su restauración.

La transformación de la metafísica no conduce sino a reconocer que en el pensamiento contemporáneo persisten rasgos y pretensiones imprescindibles, a los que hemos de llamar "metafísicos" por sus peculiares características: porque conservan la marca de la filosofía primera y de la teoría de la realidad, que es lo que en este trabajo entenderemos por metafísica.

Asistimos a un cansancio cultural en lo que concierne al interrogarse sobre la realidad. Lo que mueve es el éxito más inmediato posible, la eficacia, el bienestar, el pasarlo bien, la satisfacción inmediata del tener, acaparar, poseer y dominar. Poco importa el ser, la realidad y la verdad.

En el fondo no creemos poder conocer la auténtica realidad; y con la verdad -se dice- se pierden hasta las amistades. No vale la pena gastar el tiempo en la reflexión esforzada que indaga los fundamentos de la realidad, del saber, de la vida y del hombre, de su razón y su destino.

Resulta difícil aceptar que la metafísica sea asimilable en nuestro mundo, en la vida cotidiana. Hasta aquellas situaciones-límite, que otrora despertaban anhelos de plenitud y de infinito, están dejando de conmovernos. Ni la vida ni la muerte atraen ya casi nuestra atención. La trivialidad campea por doquier, sin respetar nada ni a nadie. Indiferencia, hasta ante el mayor espectáculo o ante la más descomunal atrocidad (revistiéndose entonces a lo sumo de indignación, ocultándose en el silencio cobarde). ¡Una cosa más!

La realidad nos supera, nos rebasa, a pesar de nuestras ilusiones fantásticas, por las que nos creíamos dueños y señores del universo natural y humano. Por mucha base "científica" que le queramos echar, y muy a pesar de la arrogancia de que a veces hacemos gala, vivimos una crisis cultural en la que hay que insertar la quiebra y pretendida defunción del pensar metafísico.

No obstante, también las pretensiones específicas del saber metafísico conllevan dificultades -para muchos- insalvables, porque parece que no cumple su función originaria y primigenia: proporcionar el conocimiento de la realidad. La metafísica es la teoría de la realidad, parece ser que han aparecido otros saberes que nos capacitan mejor para tal fin. De ahí que la metafísica haya perdido relevancia ante los saberes científicos y técnicos. Sus nuevos métodos de conocimiento, puestos a disposición del dominio de la naturaleza y de la sociedad, es natural que lleven a muchos a poner en cuestión el valor, vigencia y legitimidad del orden metafísico, ya que éste no parece que avance, ni favorezca el progreso, ni proporcione recursos innovadores para la vida humana. ¿No es totalmente ineficaz, ya que es abstracto, especulativo, ajeno a la actividad mundana de los hombres de carne y huesos?

Pero, ¿es verdad que es imposible alcanzar un cierto saber metafísico? ¿Es cierto que ese tipo de saber no incide para nada en la vida humana? De la respuesta a estos interrogantes depende que se defienda la disolución de la metafísica, como algo propio y positivo de nuestro tiempo o que se aspire a otra solución, ya sea la renovación de la misma o bien su transformación.

A mi juicio, la transformación de la metafísica depende de su revitalización: de la posibilidad de reconstruir un marco racional fundamental, donde se argumente crítico-constructivamente y se conciban los problemas e intereses universales de los hombres. La determinación de tal marco es la tarea inicial y básicas de las exigencias actuales, a fin de gestar una teoría filosófica, no unilateral  ni dogmática, sino racional y coherente, desde los intereses y anhelos que el hombre encarna.

¿Por qué y para qué surgió el saber, posteriormente denominado "metafísica"? Fue un esfuerzo intelectual para orientarse en el mundo, para saber estar en la realidad. Algunos hombres sintieron la necesidad de interpretar sus experiencias, de ordenarlas, de dar razón de lo que les pasaba. De lo contrario se hubieran visto sumidos en un caos carente de sentido. A los efectos de ordenar y unificar los fenómenos dados en la experiencia, se pusieron en funcionamiento todas sus capacidades sensibles e intelectuales, por ver si podían alcanzar algún saber conducente a la sabiduría y a la felicidad. Saber de lo verdadero y de lo bueno, para ser auténticamente lo que se es, lo que se debe ser, lo que se puede ser, y disfrutar en lo posible de tal modo de ser.

Este impulso por saber, el anhelo por la felicidad, la esperanza de eternidad, la necesidad de normatividad para la acción, son ingredientes de la pretensión e interés metafísicos, que se plasman en los saberes de formación y de salvación, aquellos que intentan "formar" al hombre en su autenticidad; de ahí que presupongan su autocomprensión integral, y "salvar" (ajustar, justificar) las experiencias y las acciones.

Saber la verdad y ejercer la libertad, conocimiento y acción presuponen poder. El saber metafísico es la expresión y, a su vez, comprensión de esta radical estructura integrada por verdad, libertad y poder. Orientarse en el mundo implica impulso por saber, ejercicio de la libertad y poder.

La metafísica es un saber de los fundamentos del acontecer, del conocer y del actuar; una constante reflexión e interpretación de la experiencia con pretensiones de validez universal. Ha surgido siempre del interés por saber en profundidad y con coherencia el sentido y la verdad de lo que se nos ofrece en la experiencia. Pero al hombre no sólo le interesa conocer, sino que ha de actuar en el mundo, ha de tomar resoluciones, decisiones. También para entender el ámbito de la acción se requiere una reflexión sobre los fundamentos normativos de las acciones. La orientación en el mundo y la acción requieren reflexionar sobre lo verdadero y lo bueno. Se intenta así suministrar una ordenación de la experiencia frente al caos y una unidad de la razón; un fundamento frente al abismo, un sentido frente al absurdo.

El diverso modo de entender dicha ordenación y unidad, el fundamento y el sentido, conduce a la pluralidad de interpretaciones metafísicas que se han producido en la historia, pero todas ellas convergen en una pretensión semejante, responden a una misma inquietud insistente y persistente. Por eso, la metafísica no tiene un objeto definido, sino que consiste en un saber abierto radicalmente: no está prefijado ni remitido previamente a nada. Tiene un comienzo auténticamente interrogativo, en el que se juega su propia vida, su razón de ser. Por eso produce una constante inquietud y malestar, dando la sensación de estar siempre en lo mismo, sin avanzar. Como si se tratara de llegar a algún lugar preestablecido, cuando consiste en una actividad, caracterizada por su forma, con pretensión de alcanzar los presupuestos fundamentales (principios), sin los cuales no se puede entender lo que hay, ni ordenar las experiencias o captar el sentido.

Pero las respuestas al tipo de pretensiones propias de la metafísica pueden encontrarse también en las cosmovisiones y en las religiones. ¿Hace alguna falta una respuesta específicamente filosófica? 

La respuesta filosófica a las cuestiones de rango metafísico tiene carácter crítico y formal, que la diferencia de las demás respuestas operantes en la historia de la humanidad (mitos, religiones, ideologías). La filosofía primera es crítica, es decir, reflexiva, y posibilita un marco abierto de revisión continua. Está abierta a las autocorrecciones de la experiencia y de la razón. Esta actitud antidogmática, sin embargo, no obliga a renunciar a las pretensiones de universalidad, ultimidad y normatividad. Pero este nivel de lo incondicionado e irrebasable tiene carácter formal-trascendental, es decir, de una forma, de una perspectiva, de un nivel, de una formalidad, frente a todo contenido y determinación concretos y particulares.

La experiencia de abismo que hoy nos invade constituye el trasunto de la sospecha de que todo es contingente y caótico. Y como el mundo de la experiencia viva, por mucho que se lo reprima, acaba rebasando cualquier principio ordenador, fácilmente surge el escepticismo y nihilismo. ¿Podrá encontrarse una orientación fecunda para el hombre? Quien vive la experiencia del límite abismal precisa extraer el sentido de saber estar en la realidad y no sólo "saber vivir".






lunes, 13 de febrero de 2012

La Posmodernidad; nuevo régimen de verdad, violencia metafísica y fin de los metarrelatos


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Dr. Adolfo Vásquez Rocca - PUCV - Universidad Andrés Bello

Resumen
He aquí una breves notas en torno a la noción de posmodernidad. Un texto introductorio que intenta dar luz sobre algunas tópicos que se entrecruzan y problematizan a un poco más de 30 años de la publicación de La condición posmoderna de Jean-François Lyotard. Esta condición es –según el decir del propio Lyotard– condición del saber en las sociedades más desarrolladas, particularmente en el continente americano, en pluma de sociólogos y críticos. Lo posmoderno no es “lo contrario” de lo moderno, sino su rebasamiento. Es la modernidad misma que en su autocumplimiento invierte sus modalidades y efectos culturales. El descrédito de la razón, la ciencia y la técnica no ha surgido de una “negación simple” de estas, sino de su concreción histórico-factual, de su realización. La posmodernidad designa el estado de la cultura después de las transformaciones que han afectado a las reglas de juego de la ciencia, de la literatura y de las artes a partir del siglo XIX. Aquí se situarán esas transformaciones con relación a la crisis de los grandes relatos. Se tiene por “posmoderna” la incredulidad con respecto a los metarrelatos. Ésta es, sin duda, un efecto del progreso de las ciencias; pero ese progreso, a su vez, la presupone. Al desuso del dispositivo metanarrativo de legitimación corresponde especialmente la crisis de la filosofía metafísica, y la de la institución universitaria que dependía de ella.

Leer artìculo completo en Revista Observaciones Filosòficas

martes, 7 de febrero de 2012

Alexandre Kojève


Alexandre Kojève (Александр Владимирович Кожевников, Aleksandr Vladimirovič Koževnikov), (28 de abril de 1902 – 4 de junio de 1968), nacido en Moscú y fallecido en Bruxelas, fue un filósofo, político, marxista, y hegeliano, que tuvo una influencia substancial en la filosofía francesa del siglo XX.

Kojève nació en Rusia, y fue educado en Berlín y Heidelberg (Alemania). Completó su título en filosofía bajo la dirección de Karl Jaspers, y sus influencias tempranas incluyeron al filósofo Martin Heidegger y al historiador de ciencia Alexandre Koyré.
Kojève pasó la mayor parte de su vida en Francia (por lo que se le considera como francés de origen ruso), y de 1933 a 1939 en París, impartió una serie de conferencias sobre el trabajo de Georg Wilhelm Friedrich Hegel, La Fenomenología del Espíritu. Después de la segunda guerra mundial, Kojève trabajó en el Ministerio francés de Asuntos Económicos, como uno de los principales planificadores del Mercado Común Europeo.
Uno de sus más célebres discípulos, Jacques Lacan, releyó a Hegel a través de la enseñanza de Kojève, y de la visión de éste último de la dialéctica del amo y del esclavo en la Fenomenología del Espíritu.
Leer màs en wikipedia

Tambièn es interesante leer artìculo publicado en Diario Pàgina 12 bajo el tìtulo de El filósofo que vino del frío

lunes, 6 de febrero de 2012

El terror en Michael Taussig y Jean Baudrillard

Del estado de emergencia al  No evento
Maximiliano E. Korstanje

Tanto el antropólogo australiano Michael Taussig como el filósofo francés Jean Baudrillard se destacan por sus contribuciones al ámbito académico en materia del grado de manipulación que puede sufrir una sociedad cuando experimenta terror. Los hombres se hacen más vulnerables y maleables cuando se les impone miedo. No obstante, el miedo no es unilineal sino que envuelve a todos los actores involucrados. Dominador, y dominado se encuentran emparentados por el terror político. El miedo ha tomado, en nuestra era, y gracias a los medios masivos de información un carácter estético y reflexivo en donde nadie se encuentra psicológicamente a salvo. La seguridad, en este sentido, se ha transformado en un bien preciado de cambio, se vende, se intercambia y compra seguridad como hace siglos atrás lo hacían con la felicidad. El mundo jerárquico en donde existe un Leviatán que por medio del temor impone autoridad se ha desdibujado para dar lugar a una nueva sociedad en donde la tragedia constante prima sobre el orden. Taussig y Baudrillard son conscientes que la concatenación de imágenes catastróficas o de Estado-de-emergencia conllevan a la idea de un orden en-el-des (orden).

Leer màs en Revista Psikeba