martes, 14 de mayo de 2013

HISTORIA 10 de mayo 1933: quema de libros por los nazis

A 80 años de ese suceso la Deutsche Welle publicò un artìculo que a continuaciòn transcribimos, que nos trae luz y relexiòn al respecto.


Deutsche Welle Fecha 10 de mayo de 2013 , Autor: Marc von Lüpke / MH,

En toda Alemania se recuerda hoy la quema de libros perpetrada por los nazis. En su "Acción contra el Espíritu antialemán", los partidarios de Adolf Hitler destruyeron miles de obras de autores el 10 de mayo de 1933.


La tarde del 10 de mayo de 1933, una multitud de 70 mil personas se reunió en el Opernplatz de Berlín. Estudiantes universitarios habían acarreado hasta allí más de 20 mil libros en carretillas y camiones. Pero no se trataba de una velada de lectura, de obras de autores tan renombrados como Heinrich Mann, Erich Maria Remarque o Heinrich Heine.
El propósito de esta noche quedaría grabado en un discurso lleno de odio del líder estudiantil nacionalsocialista Herbert Gutjahr. “Hemos dirigido nuestro actuar contra el espíritu no alemán. Entrego todo lo que lo representa al fuego”, gritó el joven estudiante de 23 años para luego arrojar una pila de libros a la llamas de un hoguera alimentada por miles de libros ardientes.



Contra el espíritu no alemán

Escenas como la descrita se repitieron ese 10 de mayo en toda Alemania. Estudiantes en prácticamente todas las ciudades universitarias quemaron títulos de autores que no cuadraban con sus marcos ideológicos. Unas semanas antes, universitarios habían comenzado a retirar los libros, de escritores, poetas y periodistas considerados indeseados, de los estantes de las bibliotecas públicas y de las academias. Para ellos, los libros contenían un ideario que consideraban nocivo para Alemania, o bien sus autores eran considerados enemigos de los nazis. Representados por socialistas, comunistas, pacifistas y autores judíos. Nadie se les interpuso en su camino.

Buecherverbrennung/sammeln von Buechern... Nationalsozialismus / Buecherverbrennung auf dem Opernplatz in Berlin, am 10. Mai 1933. - Sammeln der beschlagnahmten Buecher auf einem Wagen, mit dem sie zur Ver- brennung auf dem Opernplatz gefahren werden.- Foto.

A finales de enero habían tomado el poder los nazis y se acababa la república de Weimar, un mes más tarde ardía el Reichstag, Hitler obtenía poderes dictatoriales, ahora comenzaba la conquista de las mentes alemanas. “El Estado ha sido conquistado. Faltan las Universidades”, fue la proclama de La Unión Alemana de Estudiantes en abril de 1933. El motor detrás de las acciones era la Unión de Estudiantes Nacionalsocialista que había iniciado en abril de ese año la Acción contra el espíritu no alemán y que culminaría en la quema de libros. Una muestra de la iniciativa propia de los estudiantes universitarios en estos actos de barbarie, que no requirió de la planificación de la plana mayor nacionalsocialista.

También autores de libros infantiles


Bücherverbrennung 1933 / Foto. - The Book Burning / Berlin / 1933 -
8-1933-5-10-A1-9 (187488)
Bücherverbrennung 1933 / Foto.
Bücherverbrennung auf dem Opernplatz in
Berlin am 10. Mai 1933 ('Aktion wider
den undeutschen Geist').
- Beschlagnahmte Bücher und Schriften
aus dem Institut des Sexualforschers
Magnus Hirschfeld.-
Foto.
E:
The Book Burning / Berlin / 1933
National Socialism / Book Burning, 1933
Book Burning at the Berlin Opernplatz
on 10 May 1933 ('Action against the
un-German spirit').
- Confiscated books and writings taken
from the Institute of the sexual
researcher Magnus Hirschfeld. -
Photo.La quema de libros en el Opernplatz de Berlín fue el acto central que fue transmitido a los hogares alemanes a través de la radio. Muchos de los estudiantes habían aparecido en uniformes de las organizaciones nazis. Algunos líderes estudiantiles seleccionados arrojaban pilas de libros, alimentando las llamas con denominadas proclamas de fuego. “! Contra la decadencia y la corrupción moral! Por la disciplina y las costumbres en la familia y en el Estado. Le entrego al fuego los escritos de Heinrich Mann, Ernst Glaeser y Erich Kästner”, fue la segunda de estas proclamas. El propio Erich Kästner, autor de numerosos libros infantiles, internacionalmente conocidos como Emilio y los detectives, se encontraba esa noche del 10 de mayo en la plaza para ser testigo de la macabra escenificación que describió como repugnante.
A medianoche intervino el ministro de propaganda del Reich y doctor de filología germánica, Joseph Goebbels quien declamaba: “Hombres y mujeres de Alemania, la era del intelectualismo judío está llegando a su fin y la consagración de la revolución alemana le ha dado paso también al camino alemán”.


Las reacciones de espanto en los medios internacionales


Pese a estas palabras incendiarias, por un tiempo al menos, Hitler trató de moderar a sus seguidores, ya que temía que el movimiento se le fuera de las manos. Además en el exterior las reacciones a la quema de libros fueron de espanto. La revista norteamericana Newsweek lo llamó entonces un Holocaust of books (Holocausto de libros).
"Donde se queman libros se terminan quemando también personas", había predicho Heinrich Heine. El poeta, de origen judío, era uno de los tantos autores que los nazis querían hacer desaparecer de las bibliotecas. La frase de Heine, muerto en 1856 en su exilio parisino, resultó profética. Solo algunos años más tarde, comenzaría el genocidio contra todo tipo de minorías y personas consideradas indeseables, entre ellos seis millones de judíos, conocido ahora como holocausto.

Un país sin poetas y pensadores


Umstehende betrachten einen Stapel brennender Buecher am 10. Mai 1933 auf dem Berliner Opern-Platz. Bei der 'Buecherverbrennung' waren auf Initiative nationalsozialistischer Studenten die Werke von mehr als 200 Schriftstellern und Intelektuellen verbrannt worden, die nach Ansicht der Nationalsozialisten als 'schaedlich' und 'entartet' eingestuft wurden. Der schwarze Tag fuer die deutsche Literatur jaehrt sich am Samstag, 10. Mai 2003, zum 70. Mal. (AP Photo)Entre los intelectuales y artistas alemanes comenzó en 1933 un éxodo sin precedentes. La nación a la que desde el exterior a menudo se refería con admiración como país de poetas y pensadores obligó a muchos de sus talentos a la emigración: los hermanos Thomas y Heinrich Mann, los hijos del primero Erika, Klaus y Golo, los escritores Anna Seghers y Lion Feuchtwanger y tantos otros de su talla. Muchos se organizaron para luchar contra los nazis. El premio Nobel Thomas Mann, cuyos libros aún se habían salvado ese 10 de mayo, habló a través de las ondas de la emisora británica BBC a los oyentes en Alemania. “Es una voz de advertencia- advertirles es el único servicio que un alemán como yo puede prestar hoy”, alertó.

A autores que no emigraron, como Erich Kästner, se les prohibió la publicación de sus libros en Alemania. Ya para 1934, existía una lista con más de 3 mil publicaciones censuradas.
La mayoría de los alemanes, sin embargo, entre ellos muchos intelectuales acríticos y profesores universitarios aceptaron en silencio, la quema de libros y la censura. Algunos incluso la aprobaron. Tal vez, tan preocupante como lo anterior sea el rol determinante que desempeñaron los estudiantes en destruir y aplanar la diversidad de la creación intelectual alemana.
DW.DE


CAMBIANDO PARADIGMAS EN LA EDUCACIÒN


Sir Ken Robinson :( Liverpool, Inglaterra, 1950 ) es un educador, escritor y conferenciante británico, experto en asuntos relacionados con la creatividad, la calidad de la enseñanza, la innovación y los recursos humanos. También ostenta el título de Doctor por la Universidad de Londres desde 1981. Debido a la relevancia de su actividad en los campos mencionados, especialmente en relación con el arte, fue nombrado Sir por la Reina de Inglaterra, Isabel II en 2003.
Informaciòn completa artìculo wikipedia


jueves, 4 de abril de 2013

NUESTRO MUNDO CAMBIANTE


Educar a nativos digitales
Marc Prensky



En el siglo XXI, muchas de nuestras viejas suposiciones e ideas muy consolidadas se han dado la vuelta, y muchos otros cambios bruscos vienen de camino. Este es sin duda un lugar diferente dónde están creciendo nuestros hijos. Tres tercios de la gente del planeta posee un teléfono móvil. Un nuevo mundo virtual (por ejemplo, en línea) ha surgido de la nada y se ha convertido en el foco de atención de muchos de nuestros chicos. Los ingenieros están poniendo un trillón de transistores en un solo chip de ordenador. Los científicos manipulan átomos individuales para crear máquinas a nanoescala que ni siquiera podemos ver. El volumen de información del mundo pronto se duplicará cada pocas horas. Los concursos de la televisión ya no te ponen en una cabina aislada para probar que nadie te ayuda sino que te estimulan para que telefonees a un amigo o sondees al público.


En un entorno así es inevitable que el cambio llegue finalmente a la educación de nuestros jóvenes, y lo ha hecho. Pero hay una enorme paradoja para los educadores: el lugar donde se han producido los mayores cambios educativos no es en nuestras escuelas, es en cualquier lugar menos en nuestros colegios. Los mismos jóvenes que vemos aburridos y reacios en nuestras escuelas con frecuencia trabajan duro aprendiendo después del colegio (expresión que empleo para abarcar conocimiento informal entre iguales, Internet, YouTube, televisión, juegos, teléfonos móviles y otras muchas oportunidades emergentes, así como a través de programas organizados como FIRST Robotics). Es en el mundo fuera de la escuela, más que en la propia escuela, donde muchos de nuestros chicos se enseñan a sí mismos y a los demás todo tipo de experiencias importantes y realmente útiles sobre su presente real y futuro. Existe un gran número de herramientas poderosas para ellos con este fin, y estas herramientas –y nuestros chicos al usarlas– se están haciendo más y más poderosos día tras día. Tras la escuela nadie dice a los chicos qué aprender o hacer. Siguen sus pasiones e intereses, convirtiéndose en expertos durante el proceso.

¿Problemas de atención?


Pese a lo que puedas haber oído, o incluso observado, hoy día los alumnos no tienen el pequeño margen de atención o la incapacidad de concentrarse de que se les acusa. Muchos de los alumnos que no se concentran en el colegio se sientan horas, por ejemplo, completamente centrados en una película o en videojuegos. Así pues, no es la capacidad de atención de nuestros estudiantes lo que ha cambiado, sino más bien su tolerancia y sus necesidades.

Hoy los jóvenes tienen que elegir continuamente entre una plétora de reclamos a su atención producidos de forma muy costosa: música, películas, anuncios, televisión, Internet y muchos más. Han aprendido a centrarse solo en lo que les interesa y en las cosas que les tratan como individuos más que como parte de un grupo o clase (como nosotros hacemos con frecuencia en la escuela). En un mundo cada vez más poblado, la elección, diferenciación, personalización e individualización se han convertido para los jóvenes de hoy no solo en una realidad, sino en una necesidad.

Más y más gente joven ha mejorado profunda y permanentemente en cuanto al uso de la tecnología, conectando con sus iguales y el mundo como ninguna generación anterior lo había hecho. Ríos de información les llegan las 24 horas del día de los 7 días de la semana. Cada vez en mayor medida lo que quieren y necesitan está disponible en su bolsillo bajo demanda. “Si pierdo mi móvil, pierdo la mitad de mi cerebro”, comenta un alumno.

¿Necesitan chicos así el centro educativo? Cada vez más chavales (casi un tercio a nivel nacional y la mitad en las ciudades) creen que no, y abandonan. Pero los adultos, especialmente los educadores, saben que eso es un enorme error, porque hay muchas cosas que los jóvenes de hoy pueden y deben aprender de nosotros. El problema, sin embargo, es que (de nuevo en palabras de un alumno): “hay tanta diferencia entre cómo piensan los alumnos y cómo piensan los profesores…”. Estamos fracasando cada vez más, a la hora de dar a los alumnos lo que necesitan, en las formas que lo necesitan. Para lo que sí tienen poco margen de atención los chicos de hoy es para nuestros viejos métodos de enseñanza.

Qué quieren los alumnos de hoy  



¿Qué es lo que quieren estos alumnos de la escuela? A través de entrevistas a casi mil alumnos actuales de todos los estratos económicos, sociales, intelectuales y de edad, en todo el mundo, he encontrado que lo que dicen es notablemente coherente:



• No quieren charlas teóricas.

• Quieren que se les respete, se confíe en ellos y que sus opiniones se valoren y se tengan en cuenta.

• Quieren seguir sus pasiones e intereses.

• Quieren crear, usando las herramientas de su tiempo.

• Quieren trabajar con sus compañeros (iguales) en trabajos de grupo y proyectos (y evitar que los vagos viajen gratis).



• Quieren tomar decisiones y compartir el control.





• Quieren conectar con sus iguales para expresar y compartir sus opiniones, en clase y alrededor del mundo.

• Quieren cooperar y competir entre sí.

• Quieren una educación que no sea únicamente relevante, sino conectada con la realidad.

Naturalmente es posible ver esta lista como un conjunto de expectativas narcisistas o irreales por parte de los estudiantes. Pero hacerlo sería un gran error. A algunos les puede parecer que esta serie de expectativas es incompatible con impartir el currículum obligatorio o con conseguir mejores resultados en los exámenes. Esta también sería una conclusión equivocada.





Los alumnos de hoy quieren aprender de manera diferente al pasado. Quieren formas de aprender que tengan significado para ellos, métodos que les hagan ver –de inmediato– que el tiempo que pasan en su educación formal tiene valor, y formas que hagan buen uso de la tecnología que saben que es su derecho de nacimiento.

Nuestros alumnos ven que viene un nuevo mundo –su mundo-, un mundo en el que lo que ellos creen que debería ser importante lo es realmente. El mundo al que se encaminan es diferente e importante para ellos, y ya saben más sobre algunos aspectos de él que nosotros.

Pero el mundo del que vienen también es importante para ellos, y nosotros sabemos más de él que ellos. Necesitamos enseñar a los chicos a respetar el pasado pero a vivir en el futuro.

Y por eso necesitamos ser socios[1]. El cambio clave y el reto para todos los maestros del siglo XXI es conseguir estar cómodos, no con los detalles de la nueva tecnología, sino más bien con un nuevo y mejor tipo de pedagogía: la coasociación.

[1] Prensky utiliza extensamente la expresión partnering, y términos relacionados como partner y partnerer. Como sustantivo, partner puede significar socio, compañero y pareja y como verbo hacer algo de forma conjunta con alguien, ser su pareja. Hemos decidido acuñar el término coasociación porque no existe un término equivalente exacto en español. La pedagogía partnering que propone Prensky sería una pedagogía de socios o de miembros asociados.

El concepto de coasociación se apoya en un conjunto de valores, como: juego limpio, trato entre iguales, respeto mutuo, sinceridad, honradez y tolerancia.

Artìculo extraìdo de 


lunes, 18 de marzo de 2013

Antonio Gramsci


Antonio Gramsci
Tomado de “Apuntes para una introducción y preparación al estudio de la filosofía y de la historia” (pags.39-40)

“Filosofía espontánea y Filosofía como pensamiento conciente y crítico”

“Conviene destruir el prejuicio muy difundido, de que la filosofía es algo muy difícil por el hecho de ser la actividad intelectual propia de una determinada categoría de científicos especializados o filósofos profesionales y sistemáticos. Conviene por tanto demostrar de entrada que todos los hombres son “filósofos”, definiendo los límites y los caracteres de esa “filosofía espontánea”, propia de “todo el mundo”, a saber de la filosofía contenida: 1) en el lenguaje mismo, que es un conjunto de nociones y de conceptos determinados, y no sólo de palabras gramaticalmente vacías de contenido; 2) en el sentido común y en el buen sentido; 3) en la religión popular y también, por consiguiente, en todo el sistema de creencias, supersticiones, opiniones, maneras de ver y de actuar, que asoman en eso que generalmente, se llama “folklore”.
Una vez demostrado que todos son filósofos, aunque sea a su manera, inconscientemente, por el hecho de que aún en la más elemental manifestación de una actividad intelectual cualquiera, el “lenguaje”, está contenida una determinada concepción del mundo, se pasa al segundo momento, el momento de la crítica y de la conciencia, es decir, a la pregunta: ¿es preferible “pensar” sin tener conciencia crítica de ello, de manera dispersa y ocasional, esto es, participar de una concepción del mundo “impuesta” mecánicamente por el ambiente externo, o sea, por uno de tantos grupos sociales a los que uno queda automáticamente integrado desde el momento de su entrada en el mundo consciente (y que puede ser el pueblo o la provincia de uno, puede tener su origen en la parroquia o en la “actividad intelectual” del cura o del viejo patriarca cuya “sabiduría” pasa por ley, en la mujer que ha heredado la sabiduría de las brujas o en el intelectualillo avinagrado por su propia esolidez o impotencia para actuar), o es preferible elaborar la propia concepción del mundo, de manera consciente y crítica, y, por ende en función de ese esfuerzo del propio cerebro, escoger la esfera de actividad, participar activamente en la producción de la historia del mundo, ser guía de uno mismo y no aceptar ya, pasiva e inadvertidamente, el moldeamiento externo de la propia personalidad?” 

miércoles, 2 de enero de 2013

Homo videns - La sociedad teledirigida


Foto de Giovanni Sartori
Giovanni Sartori (Florencia, Italia,13 de mayo de 1924) es un investigador en el campo de la Ciencia Política, especializado en el estudio comparativo de la política. Su obra es de las más destacadas de las ciencias sociales, contando con libros fundamentales como Partidos y Sistemas de Partidos y Teoría de la Democracia. En 2005 obtuvo el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales.

En 1946, Sartori se licenció en Ciencias Sociales en la Universidad de Florencia. En Italia, empezando su trayectoria universitaria, fue docente de Filosofía Moderna, Lógica y Doctrina del Estado, entre otras materias. Impulsó la creación de la primera Facultad de Ciencia Política en Italia. Fundó en 1971 la Rivista Italiana di Scienza Politica. Ha sido profesor de las universidades de Florencia, Stanford y Columbia (donde actualmente disfruta de la condición de emérito).
Sartori fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales 2005, por su trabajo y la elaboración de una teoría de la democracia en la que ha estado siempre presente su «compromiso con las garantías y las libertades de la sociedad abierta». En 2009 le fue dado el Premio Karl Deutsch, de la IPSA. En 1996, la mexicana Universidad de Guadalajara le otorgó el Doctorado Honoris Causa a petición de un grupo de estudiantes del Departamento de Estudios Políticos y con motivo de sus valiosas aportaciones a la Ciencia Política. En 2007 le fue otorgado otro Honoris Causa por la Universidad Nacional Autónoma de México.1 Georgetown University, la Universidad Complutense de Madrid y la Universidad del Salvador (Argentina) le han conferido el mismo Doctorado.
.Ver biografìa completa en Wikipedia.

 El homo sapiens, un ser caracterizado por la reflexión, por su capacidad para generar abstracciones, se está convirtiendo en un homo videns, una criatura que mira pero que no piensa, que ve pero que no entiende.
El proceso comienza desde la infancia. La televisión es la primera escuela del niño, en donde se educa con base en imágenes que le enseñan que lo que ve es lo único que cuenta. Así, la función simbólica de la palabra queda relegada frente a la representación visual . El niño aprende de la televisión antes que de los libros: se forma viendo y ya no lee. Dicha formación va atrofiando su capacidad para comprender, pues su mente crece ajena al concepto -que se forma y desarrolla mediante la cultura escrita y el lenguaje verbal-. De esta manera, “Los estímulos ante los cuales responde cuando es adulto son casi exclusivamente audiovisuales”.
Dejando a un lado la función de entretenimiento que la televisión tiene, Sartori se concentra en su labor formativa. No es el homo ludens el que le interesa, sino el homo videns. Si el niño crece junto al televisor, su concepción del mundo se vuelve una caricatura; conoce la realidad por medio de sus imágenes y la reduce a éstas. Su capacidad de administrar los acontecimientos que lo rodean está condicionada a lo visible: su capacidad de abstracción (de trascender, por decirlo de algún modo, lo que le dicta el ojo) es sumamente pobre, “no sólo en cuanto a palabras, sino sobre todo en cuanto a la riqueza de significado”. La imagen no tiene contenido cognoscitivo, es prácticamente ininteligible. El acto de ver anula, en este caso, el de pensar. El concepto queda sumergido entre colores, formas, secuencias y ruidos de fondo. En tanto que la asimilación de una palabra requiere del conocimiento de un lenguaje y de una lengua, la imagen, por su parte, se procesa automáticamente: se ve, y con eso es suficiente.
Por supuesto, Sartori no ignora las repercusiones políticas que acarrea el surgimiento del homo videns. Si es cierto que la democracia es el gobierno-de la opinión, y que los medios (especialmente la televisión) son, en gran medida, formadores y transmisores de la misma, entonces la importancia que adquieren como instrumentos de y del poder es enorme.
En el mundo del homo videns no hay más autoridad que la de la pantalla: el individuo sólo cree en lo que ve (o en lo que cree ver). Sin embargo, la imagen también miente; puede falsear los hechos con la misma facilidad que cualquier otro medio de comunicación, con la diferencia de que, “la fuerza de la veracidad inherente a la imagen hace la mentira más eficaz y, por tanto, más peligrosa”. Además, la propia naturaleza del espacio televisivo tiende, irremediablemente, a descontextualizar las imágenes que transmite, pues mientras se ocupa de las últimas noticias y de las imágenes más escandalosas, margina otros aspectos que aunque pueden ser más importantes que los que se ven, no son, plásticamente, tan atractivos. Lo inquietante es, pues, que el poder de la evidencia visible es contundente, ésta siempre dice lo que tiene que decir: su veredicto es irrefutable.
¿CÓMO INCIDE LA TELEVISIÓN EN NUESTRAS VIDAS Y NUESTRA FORMA DE PENSAR? ¿ESTAREMOS CRIANDO VIDEO NIÑOS INCAPACES DE ACERCARSE A UN TEXTO? Nos encontramos en plena revolución multimedia. Esta revolución está transformando al homo sapiens, producto de la cultura escrita, en un homo videns para el cual la palabra ha sido destronada por la imagen.Y en todo ello la televisión cumple un papel determinante. La primacía de la imagen, es decir, de lo visible sobre lo inteligible, lleva a un ver sin entender que ha aca bad o con el pen sa miento a bstracto, con las ideas claras y distintas.Y ésta es la premisa fundamental a partir de la cual Giovanni Sartori examina la vídeopolítica y el poder político de la televisión; la conversión del vídeo-niño en un adulto sordo de por vida a los estímulos de la lectura y del saber transmitidos por la cultura escrita; la formación de la opinión pública, y la cantidad de saber que pasa &emdash;y no pasa&emdash; a través de los canales de comunicación de masas. Ante el avance imparable de la edad multimedia ¿aparecerá una nueva forma de pensar, un postpensamiento acorde a la nueva cultura audiovisual?

Fragmento extraìdo de Monografìas.com donde puedes encontrar el trabajo completo
Giovani Sartori - Homo videns. La sociedad teledirigida